1 feb 2014

MAUS, ALEMANIA, ESPAÑA Y DIVAGACIONES VARIAS

Queridos lectores de este rinconcito...

No suelo hacer nunca esto, lo de recomendar un libro sin haberle terminado, pero por primera vez desde el nacimiento de este blog, lo voy a hacer.

MAUS, de ART SPIEGELMAN.

http://es.wikipedia.org/wiki/Maus


Puede que muchos de los que paséis a leer por aquí, ya hayaís leído este comic, yo suelo conocer las cosas tarde y por recomendaciones, pero dicen que NUNCA ES DEMASIADO TARDE...

Después de una conversación con mi amiga Maite Belda, después de hacer un guiño a su Valencia, y una librería recomendada por ella, decidí que este comic sería un punto de conexión dentro de un proyecto en el que estoy trabajando.

Algunos me han dicho que hay partes de la historia que es mejor olvidarlas. Sin embargo, hay cosas que cuando te remueven tanto por dentro, es imposible silenciarlas, y quedarte callada.

Este verano viajé a Alemania, en un tour organizado por diferentes lugares. Uno de esos lugares que conocí fue Berlín. Y me impresionó mucho. Pero todavía me impresionó mucho más, una de las excursiones opcionales que hicimos algunos del grupo (no todos quisieron hacer la excursión).

Fuimos de vista al Campo de Concentración de SACHSENHAUSEN, que hay en Oranienburgo, a las afueras de Berlín, y desde el primer momento en el que crucé la puerta con el lema "El trabajo os hará libres", supe que tenía que escribir sobre lo que sentí.

De hecho lo hice, salieron unas cuántas páginas. Unas 70 y pico. Ana Nieto dijo que la historia estaba bien, pero que echaba en falta cosas que podían alargarse más. Maite Belda me dijo que tenía potencial y que lo veía como un pequeño aperitivo de algo más grande. Así que aquí estoy, documentándome otra vez, viendo videos, leyendo comics, y afianzando algún que otro cabo que quedó un poco suelto.

Porque soy de las que creo que la historia hay que conocerla, hacer uso de ella y no olvidarla en ningún momento. Porque aquello que se olvida tiende a repetirse.

En Alemania, los niños visitan con el colegio estos campos de concentración, estas ruinas del pasado, desde pequeños. Para que lo tengan presente, para que se conciencien. Allí no se puede hacer apología de ciertos idealismos...Como veo normal...

¿Y por qué escribes sobre lo allí sucedido? Os preguntaréis...

Aquí va mi reflexión y desvarío...

Porque aquí en España tendemos a olvidar, a silenciar, a lanzar a las cunetas la memoria histórica. Porque aquí en España hay personas que nunca fueron juzgadas, se sigue haciendo apología, se permiten muchas licencias, y a aquellos que intentan destaparlo todo se les silencia quitándoles su potestad de ejercer sus profesiones (creo que a buen entendedor...).

Porque hay mucha gente que olvida su historia reciente y tiende a cometer viejos errores. Porque nos falta mucha cultura, y hay mucha cultura que nos quieren seguir quitando. Porque esta en mi deber como persona que vive en este planeta: recordar al mundo como está el mundo...

Mi proyecto no habla solo de lo sucedido en Alemania, sino que hace recuento de otros momentos históricos en otros países, e incluso de la propia actualidad del mundo. Basta mirar el telediario para saber que el ser humano no ha aprendido nada de lo que sucedió, de lo que otros sufrieron y de lo que otros llevaron a cabo.

Por ello, por todos los rostros que allí conocí, por todos los ojos que me miraban fijamente desde un cartel conmemorativo, por todos los ojos que fueron cerrados...por lo que llevo en la sangre...Escribí, escribo y escribiré.

Y después de este gran desvarío, no puedo hacer otra que volver a recordaros el comic, MAUS, para que nos bajemos de la nube y nos demos cuenta de lo que tenemos frente a nosotros. Para que sintamos lo que otros sintieron desde la perspectiva de un superviviente...

Que la historia no se repita. Que se aprenda de ella...

Ahora ya sabéis en qué ando metida si no actualizo, si tardo en traer reseñas...

Tecla a tecla.

Suspiro a suspiro.

Destapando la historia silenciada.

Abogando a la inteligencia. 

 

Porque al cruzar esta puerta, sentí que mi afición por escribir cobraba sentido. En esos meses dudaba de mí como escritora. Al cruzar la puerta de hierro coloreada de negro supe porqué escribía. Para dar voz a otras voces.

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