14 abr 2013

DISFRUTANDO DEL MEJOR EXTREME METAL CANTABRO

Anoche tuvimos una gran cita de metal extremo en el Bar La Kalimba de Los Corrales De Buelna.

Era la noche en la que KARONTE nos presentaban su segundo trabajo de larga duración: PARAISO SIN FE. Y yo tenía mono de su música.

Quiero destacar su gran trabajo, la notable evolución musical de todos los integrantes de la banda y una mejora en el sonido, respecto a anteriores directos. Y eso que llevan ya sus añitos en esto del death. Nos volvimos a casa con nuestro ansiado cd, firmado. Cuyo diseño es alucinante y espectacular. (Como se nota que el frontman es diseñador gráfico!!)

Por una noche hemos sido ángeles ensangretados en busca de rayos de luz entre las sombras. (Véase portada más abajo para entender).

Y sin más, os dejo con mi crónica poética, de una alucinante noche de death metal.


PERDIDOS EN EL PARAÍSO con KARONTE

Viernes 13 de Abril. La noche comenzaba a caer lenta entre los abrazos de un viento sur abrasador. Desde los primeros acordes, los asistentes nos sumergimos en un mundo de sombras, niebla y gotas de lluvia fictias.

Perdidos en un “Paraiso Sin fe”, segundo trabajo de la banda cántabra de death metal KARONTE. Entre acordes pesados, ecos guturales más cavernosos que antaño, riffs melódicos mucho más elaborados y tinieblas, vivimos una GRAN noche.

Nos envolvió la oscuridad con la canción “Carne”, track que abre también su segundo disco. Kini nos regaló reflexiones entre lamentos atronadores: “juguete roto, producto de tu imaginación, vales muy poco si no tienes corazón. Carne…eres carne”. Comenzaron a calarse hondo las reflexiones y las preguntas cuya respuesta cada uno encontrará en su interior. Reflexiones que ametrallaron el cuerpo al ritmo de la batería comandada por Rochar y de un bajo grave y ronco liderado por Isma. 

Le siguieron “Mercado Infecto” y “La piedad de los débiles”. Dudas de fe y súplicas entre la oscuridad, marcadas por ritmos densos, con pinceladas de medios tiempos y paradas que hacen más envolventes las palabras antes de introducirnos de nuevo en el caos. Dándonos un momento de tregua con los solos de una guitarra afilada repleta de hiriente electricidad.

Hicimos un stop en su segundo disco para regresar hacia atrás en el tiempo y volver a antiguas canciones como: “Ira” presente en su anterior disco “Letargo”; y “Diferencia Impuesta” presente en su maqueta: “Bendita Hipocresía”.

Continuamos el viaje entre las sombras con “Falaris”, canción número cuatro en su último disco. El caos volvió a reinar entre fragmentos de metralla y melodías impactantes. La voz se paseó alrededor de los asistentes entre ecos de caverna para removernos la sangre al paso de palabras como: “el eco de sus risas, tu piel burbujeante, llena el pecho de ceniza y sangre”. Y al paso de esas burbujas que hierven la sangre bajo la piel nos acordamos de todos aquellos fantasmas de ceniza y sangre que tenemos a nuestras espaldas. Recuerdos de aquellas cosas que hicimos mal y que a momentos nos atormentan en nuestro presente.

Después, las guitarras comenzaron a danzar los acordes de “Repta Humano”. La batería emergió del silencio decidida y dando más ritmo a la melodía cargada de riffs duales entre pureza y pesadez. Una pieza que destaca por su base instrumental, cuya armonía rompe Kini con los desgarros de su voz adentrándonos en la derrota del alma entre murmullos: “Repta humano cansado de existir, atrapadas entre llagas tus ganas de vivir. Y es tu sombra la que oscurece lo demás, en tinieblas no es completa la verdad”; dando a la pieza más cadencia de la que ya posee.

De nuevo un “break” en la presentación de su trabajo, para regalar a los asistentes piezas conocidas de hace seis años. Del cielo bajó un nuevo “Mesias” que llegó a nosotros para humillarse de nuevo, “Mi epitafio” cuyo solo se ha convertido para mí desde hace tiempo en un himno y “Letargo” que da nombre a su anterior álbum y que nos sumergió entre danzas acompasadas en una mezcla de locura y cordura donde la importancia del “ser o no ser como queremos ser” brinda un sentido filosófico a la melodía.

A ese letargo de reflexión le siguió una pieza especial para todo cántabro. Tuve la oportunidad de vivirla de nuevo pisando el suelo del que siempre será mi hogar. Por ello la canción “Norte” cobró esta vez un nuevo sentido. Miré al cielo, y al suelo, busqué en mi interior y hallé mi propia identidad: ¿Qué ves si miras al cielo? Un regalo a tu vanidad. ¿Qué ves si miras al suelo? Las raíces de tu identidad. Y la melodía avanzó entre sentimientos encontrados y recuerdos, descongelando la escarcha, hirviendo la sangre. Sangre que con un decadente riff bien marcado por Kini pude sentir brotar desde mis venas, regando mi tierra. 

Y tras las huellas norteñas, se abrió paso: “El Día de las alabanzas” presentada con una reflexión por parte del frontman, cuya frente fue tocada por Beli (guitarra) en señal de creerle con fiebre. Una pieza que habla de las alabanzas que muchos consiguen al final de sus días, en boca de aquellos sin conciencia ni personalidad. De aquellos que en vida nos odian y al morir nos alaban.

Y con una nueva canción, el “Paraíso sin fe” se abrió para nosotros entre pura electricidad y ritmos pausados. Entre una voz gutural que nos regaló una nueva meditación para aquellos dispuestos a ir más allá: “En cada árbol oír como grazna el cuervo, arrancar sus alas y gritar, fe, fe, fe, sin fe”. 
Y entonces nos encontramos con nuestro corazón en un puño, deshojando los pétalos negros de una existencia vacía en busca de un sentido, donde hay quien no puede encontrar ni un solo recuerdo, ni las puertas del paraíso. Aquellos que no tienen fe ninguna, y no creen en ellos mismos, vivirán en un paraíso sin fe continuo, bañado de absoluta y fría oscuridad.

De nuevo un “impasse” para regresar al pasado letárgico y desgarrarnos las gargantas con: “Ciego por ver”, y pedir más música con los puños en alto susurrando: “Dame Vida”. Perdiéndonos entre “Ni los animales” presente en su primera Demo; antes de poner el broche final a una gran noche de death, con la última canción de su nuevo disco, titulada: Gris.

Con “Gris”, las cuerdas de las guitarras se desgarraron en lamentos, mientras la batería caminó de forma lenta manteniendo los pasos pronunciados por el camino correcto. Desde la profundidad de las sombras: angustias, soledades, dolor y ansiedad: “Rey sin trono, alma sin paz…voz rota, ansiedad. Seca es la tierra que riego al sangrar”. Tinieblas y oscuridad que se rompen con un matiz gris que nos llena de esperanza. Aunque haya nieblas que nos impidan ver con claridad, mientras sangremos daremos fruto a la tierra que adormece bajo nuestros pies. Tras la oscuridad cegadora siempre hay matices color gris con los que nuestra alma pueda renacer. 

Y mientras la danza nos adormecía entre solos eléctricos y decadentes, que se abrían paso en las venas como los destellos de los relámpagos, el pedal de Rochar nos fue acercando al final, donde las guitarras siguieron llorando hasta la llegada del silencio sepulcral...



- Algunas fotos del evento (por M.G.M.):







- Portada del disco:


-Web del grupo:

http://www.karonte.info/

Desde dónde os animo a comprar su último cd (y el anterior Letargo también), si queréis disfrutar de música de excelente calidad.

Gracias a Kini (voz y guitarra), Beli (guitarra), Isma (bajo) y Rochar (batería) por su música, por una noche de auténtico death metal.

Próximamente una nueva entrada diseccionando el cd, canción por canción.

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